Había planificado mi operación de prótesis de cadera
completa tipo BHR (Birmingham Hip Resurfacing) tanto temporal como sus
prestaciones: la operación fue programada para el 18 de febrero de 2020 y fue
llevada con éxito por el Dr. Vicente Fernández Moral en la Clínica Asturias.
Sin embargo, todo se precipitó cuando hizo su aparición el Coronavirus de Wuhan,
tristemente conocido oficialmente con COVDI-19.
Mi decadencia física había empezado cuando cumplí los
47 años, sino antes, aunque para mí de forma más imperceptible. Por aquel
tiempo cuando seguía mi rutina de entrenamiento diario al final de los ejercicios
aeróbicos siempre acababa cojeando de mi pierna izquierda. Pensaba que si la fascia lata, que si los playeros. El
detonante para el parón deportivo fue cuando preparando la carrera de los 10.000 del Soplao en Cabazón de la
Sal (Cantabria) de vuelta de una escapada primaveral a Valdegobía, me puse a
trotar por una playa entre Cantabria y el País Vasco y vi que cojeaba
ostensiblemente. Así que puse punto final a las carreras de montaña.
¿Qué pasaría a partir de ahora? La idea era adaptarme
a las circunstancias. Para ello tenía que buscar respuestas a algunas preguntas
evidentes:
¿Por qué cojeaba? ¿Qué soluciones había? ¿Cómo me
podía adaptar a las nuevas circunstancias?
Después de barajar varias hipótesis y de realizar las
posibles pruebas confirmativas los médicos llegaron a la conclusión que tenía
coartrosis bilateral tipo CAM o (artrosis de cadera) probablemente de origen
genético junto con una hernia discal L5S1. Seguramente mis dolencias se derivaban
de mi falta de sentido común a la hora de hacer deporte, que bajo el principio
máximo: Not pain no gain, me había
llevado por la senda de los que tienen que dejar de hacer deporte antes de
tiempo…La solución temporal era engañar al dolor con antinflamatorios e
intentar seguir practicando los deportes que pudiera, con el fin último de
mantenerme mentalmente estable. Si es que en algún momento dado de mi vida he
sido una persona mentalmente estable. La práctica deportiva de la escalada, las
rutas BTT, los paseos por la montaña y el esquí alpino y de travesía me
permitirían seguir el principio griego de mente sana, cuerpo sano por lo menos
durante algún tiempo. Sin embargo, la coartrosis es una enfermedad degenerativa
que va progresando (cada día duele más) y la ecuación dolor+ejercicio=más dosis
de antinflamatorios conduce inexorablemente a menos deporte, y esto a más
decadencia física y esto a más decadencia mental, que intenté compensar con más
lectura, más pintura y más geología.
No obstante, como comentaba al principio, cuando
encontré la causa y el médico traumatólogo que me ofrecía más confianza, tras
una primera intervención el año pasado en la que me practico una artroscopia
fallida, viendo el estado avanzado de la artrosis en la cadera izquierda decidimos
intervenir para tener éxito en la implantación de la prótesis tipo BHR. Este
tipo de prótesis requiere tener el hueso sano (sin osteoporosis) y es más apta
para el deporte que las convencionales porque es menos invasiva y no tiene
membrana de separación entre las dos esferas metálicas de cromo-molibdeno que
se colocan en el acetábulo y en la cabeza del fémur, respectivamente.
La operación fue un éxito. A pesar de ello, nunca pasé
más dolores en mi vida que las 36 horas después de la operación. No me calmaron
ni con morfina la primera noche…Pero todo pasa. Pasó la primera semana, el
octavo día ya salí a caminar cuatrocientos metros por el parque de invierno y
así sucesivamente poco a poco siguiendo los tutoriales que más me convencían de
internet fui capeando la recuperación. Progresando, hasta que a las tres
semanas tuve revisión con el médico y le pedí iniciar una rehabilitación
tutorada. Pero, entre tanto en España se había declarado el estado de alarma
nacional obligándonos a recluirnos en nuestras casas con el fin de que el
sistema de salud no colapsara ante la pandemia del COVID-19. Adiós
rehabilitación con fisioterapeutas, bienvenido a búscate la vida.
En la Clinica Asturias, durante la convalecencia en compañía de Julia, mi hija.
Las semanas de antes del confinamiento, se hicieron
llevaderas gracias a las visitas y llamadas de mis amigos, de los de verdad. De
los que sin pedirles nada te lo dan todo, de los que sabes que siempre están
ahí y hacen de este mundo un lugar agradable en el que vivir. Pero, con el
confinamiento impuesto las visitas se cortaron. Primero me quedé sólo en el
piso de Oviedo, chutándome las últimas dosis de Heparina (anticoagulante) a
pesar de mi alergia a las agujas. Después del día del padre, marché
clandestinamente a Cudillero para hacer mi reclusión más llevadera a pesar de
solo poder hablar con mi hija por Facetime. En Oviedo tenía una rutina de
ejercicios de entrenamiento centrados en fortalecer todos los músculos
afectados por la operación. Luego bajaba al trastero y seguía con los
ejercicios en la tabla multi-presa, para no perder demasiada fuerza en los
brazos y manos de cara a cuando pudiera volver a escalar. Subía a casa y me
conectaba a las redes sociales. Al principio no leía, me dolía demasiado para
concentrarme en la lectura. Suplía la lectura por series de Netflix y HBO.
También me puse morado con pelis de esquí y de escalada en Youtube y por
supuesto la de Solo del Alex Honnold. Ahí me enteré de que es vegetariano, de
que tiene una fundación que financia con un porcentaje de lo que gana para
llevar equipos de electricidad y agua potable a pueblos alejados del primer
mundo. Paradojas de la vida algunos llaman ahora al COVID-19 el COVID-FEAR
(JUSTO), porque no distingue entre primeros y terceros mundos. Nos obliga a ser
solidarios, nos hace sentirnos dependientes…, por lo menos del sistema de
salud, de los cajeros de los supermercados, de los supermercados, panaderías,
farmacias, los limpiadores, los policías municipales, nacionales, la guardia
civil, los militares de la UME, los que no son de la UME, los camioneros, los
agricultores, los ganaderos, la industria primaria, la electricidad,
telecomunicaciones, agua. Los que tele-trabajan para todos los demás. Somos
solidarios. Nos sentimos solidarios. O NO. Simplemente sentimos miedo, pánico
por ese virus que sabe dios de donde viene y con qué intenciones. Denunciamos
al que vemos por la calle por insolidario. ¡Quédate en casa! Hijo de Puta, nos
vas a matar a todos. Da igual que el que pasea tenga perro o niños hacinados, o
esté tullido y tenga que rehabilitar (como es mi caso). Porque el sí puede y yo
no. En los USA una de las industrias imprescindibles son las armerías. Está
claro si no le puedo meter dos tiros al COVID-19, se los meto al vecino de
enfrente, o a la parienta si me cabrea…
A cuatro semanas del confinamiento seguimos mirando la
curva, o mejor las curvas. Vemos la nuestra y la comparamos con la de nuestros
vecinos los italianos, con la de los alemanes, franceses e ingleses, con los americanos.
Con la de los chinos no. Ya nadie se la cree. Pero las otras ¿son más creíbles?
En Francia, por ejemplo, no computan los muertos en las residencias de ancianos.
Sabemos que, en todos los casos, los números oficiales son sólo un porcentaje
pequeño de los reales. Extrapolamos los casos reales a los porcentajes que lanzan
desde la OMS a partir de los datos de muertos diarios y totales. Cuando todo
esto empezó la mandataria alemana Merkel lanzó esa famosa frase de que se
podría contagiar hasta el 70 % de la población mundial. Fue el primer colapso
de las bolsas. La OMS hablaba de 1% de mortalidad para el COVID, frente al 0,1%
de la gripe. Enseguida hice las cuentas. Las cifras eran devastadoras: 40
millones de muertos en todo el Mundo. 300.000 muertos sólo en España. ¡Pánico total!
Siguen llegando datos a cuenta gotas. Parece que de
los muertos oficiales en China hay que multiplicarlos por entre 10 y 20,
cálculos hechos basados en la actividad de los crematorios y funerarias de la
zona. Donal Trump pasa de: no pasa nada a la cuarentena, ahora quiere abrir USA
again, antes era levantar la frontera en México…Boris Johnson, el Maquiavelo de
Inglaterra, también ha dado un giro de 180º. Bolsonaro se queda sólo con el
catarrinho...No. Están los suecos. Los suecos, siguen paseando por las calles
¿por qué?
Lo que nadie nos explicó desde el principio es que
frente a estas pandemias hay sólo dos estrategias posibles, mientras llega la
inmunidad con la vacuna (futuro incierto) que son: no hacer nada y esperar a
que la población se inmunice colectivamente. O la opuesta que es evitar lo más
posible contagios para frenar la expansión de la pandemia. Eso sí las medidas
de higiene siempre son buenas.
La primera opción inicialmente parece buena. La
economía no se para. Las libertades no se restringen. Pero el problema es que
el virus mata a todo el que potencialmente pueda matar (los números iniciales).
En USA serían según los últimos cálculos entre 2 y 3 millones de personas. ¿Qué
gobernante se atrevería a no hacer nada con esas cifras? Por eso los giros de
actitud de los gobernantes populistas.
La segunda opción es más dolorosa, pero parece que
puede disminuir las cifras de muertos en un orden de magnitud. Por ejemplo, en
España nos quedaríamos sólo con entre 20.000 y 30.000 muertos. Aterrador sí,
pero mejor que 300.000 muertos. Parece ser que a los países más al norte la
afectación es menor por un tema de Ferritina, de ahí que los suecos sigan con
la estrategia de inmunidad colectiva.
Pero qué pasa con el resto del mundo. Nosotros estamos
mal, pero tenemos un sistema de salud y bienestar que nos ofrece unas ciertas
garantías. Pero que pasa en África, Sudamérica, Asia, Rusia.
Las medidas de reclusión son necesarias
para evitar que el virus mate a toda la gente que pueda potencialmente. En la
reclusión del crucero Princess sólo
se alcanzó el 20% de infectados, no el 70% como auguraba la Merkel, cuando a la
vez se negaba a los Corona-bonos junto con el primer ministro holandés en la
última reunión de los presidentes de los estados de la Unión Europea. ¿Por qué?
De nuevo los calvinistas y luteranos nos
acusaban de no haber ahorrado lo suficiente en época de bonanza. Mientras en
esa época de bonanza, nos utilizaban como expansión de su mercado para evitar
que ellos entraran en recesión…Ahora titubean. No por solidaridad, sino porque
saben que si se quedan sin españoles, italianos, griegos, portugueses,
irlandeses, franceses y centro-europeos para comprar, a quién les van a vender.
¿a los sirios?
Y ¿qué hay de nuestro colchón? ¿Sudamérica?
Oh hermanos americanos necesitamos expandir nuestro mercado para tener el
colchón que los norteuropeos tienen a
nuestra costa….No cuela. Así empezaron las dos primeras guerras mundiales.
Donald Trump quiere abrir de nuevo USA
porque son el paradigma del sistema capitalista. Se pueden permitir 2 millones
de muertos, pero no que caiga Wall Street.
Y ¿qué pasa con los chinos? La semana
pasada una prestigiosa revista científica (Nature)
publicaba un artículo que desmentía la teoría conspirativa del COVID-19. el
argumento irrefutable es que la mutación del virus era por causas naturales y
no por ingeniería genéticas. Aceptando estas conclusiones, no podemos descartar
que, aunque el virus haya sido una mutación natural, el manejo del efecto del
virus por parte de las autoridades chinas no se haya producido con una clara
intencionalidad.
¿Cómo es posible que el virus se expanda
por todo el mundo y que el centro financiero de china Shanghái o su centro de
poder político Beijing, salgan inmunes de esta pandemia?
Mientras las economías capitalistas de
todo el mundo empiezan a caer, caen y caerán, China parece resistir y sin duda
se fortalecerá en relación con el resto del mundo. En una conferencia que el
magnate y filántropo Bill Gates impartió hace ya cinco años predijo que la
próxima gran crisis mundial no sería por los misiles sino por una pandemia
vírica. Que el ébola no se podía expandir porque su letalidad era tal que a los
infectados los dejaba en su sitio, pero ¿qué ocurriría si el virus era menos
agresivo en algunos infectados? Él dijo que se estaba a tiempo de evitar sus
efectos y dijo cómo. La conferencia estaba llena de gente aplaudiendo, pero
después nadie actuó. Él tampoco. Los gigantes tecnológicos vieron venir el sunami chino, pero sólo cancelaron el
Mobile World Congress. Google analiza ahora la caída de movilidad global con
una resolución que mete miedo, pero no actúan. Son como Dios: ellos ven, pero
no interfieren. O si actúan y se alían a conveniencia en cada momento.
Y volviendo aquí, a España. Las noticias
diarias de la evolución de la crisis la dan un comité en las que el responsable
epidemiológico da paso a los generales, jefe de la policía y responsable de transporte.
El jefe de gobierno nos va ampliando el horizonte de salir de casa cada dos
semanas otras dos semanas más, a la vez que su jefe de gabinete de prensa va
dando la palabra a cada vez menos medios de comunicación. Los vecinos nos
miramos con cara de recelo, como los políticos de la oposición, denunciamos a
los de abajo, a los que salen a la calle y algunos aplaudimos a las ocho de la
tarde a los sanitarios y a todos los demás. La mayor parte de la cobertura de
la noticia se tiñe de prensa amarilla, más que de prensa fiable y de analistas
documentados que nos cuenten las noticias con un cierto criterio alejado de
improvisación. Los empresarios claman por no pagar impuestos y los trabajadores
por poder pagar la renta de su piso de alquiler. Los ancianos o están recluidos
y solos, o simplemente están muertos esperando su turno para ser quemados en
los crematorios, mientras las funerarias intentan hacer su agosto. También los
vendedores ambulantes de mascarillas. Parece que la curva se aplana…, pero
después de que se aplane va a haber que hacer frente a una crisis económica sin
precedentes en la que la solidaridad no va a existir. O sí. Sabemos que a pesar
de depender de nosotros mismos, también de todos los que nos rodean, de todos
nuestros vecinos: granjeros, agricultores, tenderos, sanitarios, policía,
barrenderos…, de mucha gente. Del esfuerzo colectivo de todos podremos salir a
delante y también nuestros hijos y nuestros mayores. Seremos solidarios por
necesidad. Hace ya unos años en un viaje a Taghia (Marruecos) coincidí con una
pareja de filósofos franceses que me decían que la solidaridad sólo existía
cuando había necesidad. Que los ricos no eran solidarios y que esto estaba
probado científicamente.
Habrá nuevos tiranos, nuevos déspotas que
sean más listos que nadie y menos culpables que todos. Sigo sin saber si esto
es una conspiración de China, si alemanes y holandeses seguirán perteneciendo a
la Unión Europea o el Sur de Europa les habremos puesto en cuarentena. Tampoco
sé si esta crisis se llevará a Boris Johnson o si Donald Trump acabará
poniéndose la mascarilla. Pero yo he aprendido algo de lo que antes del COVID-19
dudaba: somos en general buena gente.
Aunque sea por necesidad. Lo estamos demostrando. La resilencia o capacidad de adaptación
a los ecosistemas cambiantes es lo que según Darwin ha marcado la supervivencia
de las especies.
En el inicio de esta cuarta semana de
confinamiento en Cudillero sigo una rutina diaria. Me levanto, desayuno hago
mis ejercicios de rehabilitación, leo, hago las tareas de la casa, escucho a
los medios de comunicación. Estudio. Hablo con mis amigos y cada día deseo con
más fuerza que todo esto pase de una vez. Cuando mi compañera vuelve de su
trabajo en el hospital de Avilés, salimos clandestinamente paseando por un
corta-fuego para poco a poco ir rehabilitando la cadera y por salud mental. Sé
que soy un privilegiado por poder pasear y que seguramente sea ilegal, pero también sé que no hago ningún mal a
nadie paseando porque salinos solos y a nadie damos mal ejemplo porque nadie nos ve.
Deseo que al menos esta vez sí aprendamos
la lección. Que no nos olvidemos del dolor que todo esto está produciendo y va
a producir. Que busquemos a los responsables y nos solidaricemos con todos
nuestros vecinos. No vivimos en el medievo para concluir que: Esto es un
castigo de Dios. Desde que vivimos en la era moderna basada en la ciencia y no
en la religión, sabemos que todo efecto
tiene su causa. Deseo que respetemos la naturaleza porque es la única
manera que tenemos de proteger el futuro de nuestros hijos. Los solidarios por obligación necesitamos
poco para ser felices: sólo saber que estáis ahí y que como dice la canción de
Rosendo: Puede salir el Sol, … puede
ser la solución. Tener claro que el Sol saldrá de nuevo y que juntos disfrutaremos
de su calor.
Cuidaros mucho.
Os quiero ver a todos de nuevo,
después de que se vaya este virus de
mierda. No resistiendo pero si resiliendo.
Estamos de acuerdo chaval.
ResponderEliminarUn abrazo y a seguir con esa buena rutina.
Nando
Me alegro de ver que todo va adelante. Ánimo con la recuperación Brojos.
ResponderEliminarMe alegro de ver que todo te salió bien, cuídate mákina, un abrazo Brojos
ResponderEliminarUn placer leerte. Cuidate. Nos vemos
ResponderEliminarMe alegro que vayas bien con esa recuperación y que podáis disfrutar de algún paseillo. Envidia es lo que nos da a los que no podemos. Un abrazo para los dos
ResponderEliminarGracias por compartir estas líneas, ánimo con la recuperación Brojos.
ResponderEliminarTe mando mucho ánimo, Brojos y abrazos digitales
ResponderEliminarSusanne
En realidad ya sabes lo que pienso, de esta entrada y de todo, así que mi querido Fran, este comentario solo es para darte las gracias por entretenernos con tus entrañables/sentidas/expandidas letras que tanto extrañaba, entretener (-la) - ahora miso estás en ello ;-) ya tu sabes brother! jaja y desearte que esa cadera deje de dolerte tan rápido como espero todos nos repongamos de este virus más peligroso a nivel mental casi e incluso que físico, me parece a mi ... no sé.
ResponderEliminarEn fin, cielo, prometo seguir intentando encontrar esperanza al final del túnel, que la hay, lo sé y... si encuentras un tutorial para hacer ejercicio divertido a desmotivadas por el encierro, me lo pasas ; )
Un abrazo doble XXL que os de dos vueltas y media a ti y a Cris!
Nos conocemos. No te acordarás. Muchas gracias por el relato. Un gusto saber que estás bien. Un abrazo
ResponderEliminarhola unknown, es imposible que me acuerde si no te identificas. Si lo haces me gustaría devolverte el abrazo
EliminarÁnimo Bro! Yo también quisiera que estuviéramos aprendiendo algo de todo esto, pero no soy muy optimista. Nos tienen muy bien aleccionados y la mayoría en unas pocas semanas estará de nuevo en la rueda del hamster, y sin mucha reflexión... En todo caso, un abrazo!
ResponderEliminarHola Brojos. Acabo de leerte, a raíz de un comentario del Facebook a una foto de Victor en la Mediterraneo...
ResponderEliminarSoy Javi, de Trubia que coincidimos un día en Somahoz.
Nada, solo decirte que espero que estés ya a tope. Un abrazo fuerte. Algún día volveremos a coincidir...😉💪