Los primeros días del otoño

El comienzo del curso académico vino con regalo incluido. Rosana la madre de Julia, mi hija, se iba para Kamandú con dos amigas a hacer el treking de los Anapurna. Así que podía disfrutar de forma continua durante los próximos 24 días de la compañía de Julia…
A las ocho menos algo comienzan a llegar los coches que buscan aparcamiento gratuito en el entorno del Hospital y van a parar a mi calle así que o eso o las campanas de la iglesia del Cristo, enfrente de casa, hacen el ruido suficiente para empezar el día. Siempre la misma rutina. Mientras subo la persiana de su habitación, le acaricio por detrás de las orejas hasta que consigo hacerla despertar:
- Buenos días Julia, guapa, ¿has dormido bien?.
- Buenos días papi… unhhhnn. Déjame un poco mas, anda???…
-No, que ya sabes que siempre tardas la tira en desayunar y luego como siempre a correr.
Mientras preparo el desayuno, al estar de pié mi problema con la protusión o la puta hernia L5S1, me recuerda que ya no tengo ni 25, ni 35…sino 45 y que desde los 14 no he parado de hacer el burro y de que ¡me cago en too!!!!... tengo un dolor ahora mismo, que no me aguanto!!!! Así que apuro los tiempos de preparación del cola-cao de Julia mi café, los zumos de naranja y las tostadas para poderme sentar y que poco a poco ese dolor vaya desapareciendo. Bufff. Ahora mucho mejor.
Al salir a la calle camino al cole y al curro. Todo el mundo camina rápido, es evidente que mayormente todos hemos seguido la misma rutina y que, todos, aun mismo tiempo hacemos lo mismo y que muchos o casi todos entramos al curro al mismo horario…así que todos coincidimos en el mismo atasco, en el mismo semáforo, a la misma hora. En la radio el ya eterno debate de la crisis, de si el gobierno tal y cual, los sindicatos patatin y patatán, los bancos han solamente ganado no se que burrada…, y la selección española guapísimos todos y las chatis de moda más glamurosas que nunca….umhhhn!…¡interesante!, ¡muy interesante!
Mientras, sentado al volante, el dolor de la L5S1 se va poco a poco calmando. Llevo así desde Abril y cuando veo a gente correr por ahí, con sus espaldas sanas, no puedo dejar de babear de envidia.
Bajamos del coche. Hacemos nuestro paseo de novios hasta la puerta del cole, nos damos un arrumaco, y ella a aprender a su cole y yo a intentar seguir aprendiendo al mío…

De Buzón

Antes, con los comienzos de curso, esta rutina se complementaba con la vuelta a los entrenamientos…, a correr y si llovía al gimnasio con la eterna intención de ponerme fuertísimo…, o por lo menos volver a estar tan fuerte como el año pasado…, o si no, por lo menos que no perdiera demasiado.... Este año no toca. Este año me he apuntado a Pilates. Creo que no es aeróbico el Pilates, creo que no voy a sudar (que yo es realmente lo que sabía hacer en un gimnasio…). Empiezo hoy…ya sabéis la L5S1…Así que miro con resignación mi panza y digo a ver si por lo menos esto se vuelve a transformar en la tabla de lavar de antaño.
…y es que en cualquiera de los casos hay que ponerse las pilas, aunque sea un otoño en el que tus cuarenta y tantos te hagan sentirte viejo, …en la fase de la vida que la fuerza física va bajando, tanto como la agudeza visual o la memoria (Bueno para ser exactos, yo nunca he tenido ni memoria, ni olfato, y la L5S1 baje tus intenciones de...:este año ¡comértelo todo!!!…Porque según me dijo Julia ayer, yo voy a vivir por lo menos mil años…y si tiene razón ¡algo tendré que hacer para poder seguir jugando con Factor g???.
¡Que tengáis un buen día!