Alberto Sío y los Ecrins

Este verano fuimos casualmente al macizo de los Alpes franceses situado entre Grenoble y Briançons conocido como los Ecrins. A pesar de sus famosas cumbres, como La Barre des Ecrins, la Meige, el Pelvoux, el dedo de Dios o la Aguja Dibona, nunca había pensado ir a escalar a esta zona de Alpes. Mi mejor amigo: Alberto Sío, había perdido la vida a finales de Diciembre de 1990 bajo un alud de nieve en las cercanías de la Barre. Ha pasado ya mucho tiempo y mi mala memoria hace que no me acuerde bien de las fechas, de donde fue exactamente y de otros detalles del fatal accidente que este verano volvieron a mi cabeza en forma de preguntas sin respuestas cuando contemplaba la belleza salvaje de estas montañas.

Dicen que sólo mueren las personas que se olvidan. El siempre ha estado presente en mi memoria. Amigo, compañero de estudios y maestro de la escalada invernal… . El me enseñó , entre otras cosas, a practicar este deporte en el sentido más puro como se puede entender, sin aditivos, ni auto-engaños…. desde la humildad y buscando siempre la seguridad de la autosuficiencia… En el más puro estilo gallego: cuando comenzaban las dificultades, cuando el miedo hacía que dudáramos de nuestras posibilidades, siempre se mencionaba la frase del también malogrado Senén: “…si aún nos quedan cacahuetes en la mochila, ¿Cuál es el problema?, entonces ¡Para arriba!”

Pionero del ciclismo de montaña cuando no existían las BTTs, aperturista minimalista de líneas, muchas de ellas sin croquis ni tan siquiera nombre, en las paredes de Picos, Ubiña, Budiño y la Peneda; sastre de su ropa invernal, de su arnés, de su mochila…tenaz apasionado de todas las montañas, especialmente en invierno; capaz de templar el miedo con una sonrisa desafiante; conocedor de sus limitaciones técnicas y deportivas, nunca tuvo miedo de llegar hasta ellas cara a cara: “la cuerda sólo se saca cuando te vas a caer… “. Lo importante era llegar hasta nuestros límites, jugando a explorar y soñando. Intentar ver que es lo que hay más allá, nos ayuda a aprender y el aprender nos ayuda a conocernos mejor y en consecuencia a conocer a los demás….Busco detalles de su vida en los buscadores de internet…y para mi sorpresa, no hay nada; sólo lo que yo he escrito acerca de él, cuando venía al caso, y una frase de agradecimiento a él y su hermano como aperturistas en una web dedicada a la pared de la Peneda en Portugal….Valga esta entrada in memoriam de un amigo que mientras yo lo esté…, él seguirá muy, muy vivo.

Es 19 de agosto y como nos ocurre casi siempre salimos de casa dos horas más tarde de lo previsto, buscamos magnesio sin éxito y nos tenemos que conformar con comprar pan para el camino y llenar el depósito de combustible. La idea es parar en la Dent d’Orlu, al Noreste de Andorra a escalar un poco y hacer así el camino más corto. Llegamos al camping municipal de Orlu ya de noche. Freímos unos filetes y a dormir. Al día siguiente subimos temprano buscando la pared. Parece que es este el sendero que marca la guía…Pues va a ser que no. Después de media hora caminando para arriba vemos que no hay camino en el bosque…media vuelta. Ahora si lo encontramos, pero el cercado de ganado de la entrada nos hace dudar. Cruzamos el bosque y tras el corto pero vertiginoso ascenso llegamos a pié de vía a las doce de la mañana….
El sol calienta con fuerza los primeros largos de la Durendalle (TD+, 700 m, 6b). Al final sólo subimos los 10 primeros largos. Cris ha salido del turno de noche y los largos de adherencia no le apasionan…Al volver al coche estamos sudando y cansados. Volvemos la vista por última vez hacia la pared. Su perfil tumbado engaña. Subir sin presas para las manos, buscando las suaves ondulaciones de la parad lisa para apoyar los pies es un estilo de escalada especializado que puede llegar a estresar sobremanera a los no iniciados. Dormimos y buscamos la recepción del camping para pagar…No la encontramos y nos vamos. Antes de marchar una mujer mayor se nos acerca para decirnos que ella es española, de Murcia, pero que se vino para Francia cuando tenía nueve años y nos desea buen viaje y buenas escaladas.

Las carreteras de Francia ya no son lo que eran. Francia ya no es lo que era. Hace años cruzar de España a Francia suponía abrir los ojos y la boca con admiración de lo mucho que nos quedaba por hacer en España. Ahora la sensación es la inversa. Aunque ganemos menos que los franceses, tenemos sin duda mejores carreteras, con muchos menos peajes y pueblos mas cuidados y prósperos… ¿Qué les ha pasado????
Desde Carcassone hasta salirnos de la autopista de Lyon dirección Grenoble estamos en atasco continuo. Primero un pequeño accidente en el carril contrario atrae la mirada de los curiosos que van en nuestra dirección. Luego los peajes hacen colas inmensas en los alrederores de Montpelier…luego ya el tráfico colapsado del final de verano hace de esta arteria de comunicación una ratonera a 35° C que no lleva a ninguna parte. Cruzamos Grenoble dirección Briançons ya sin problemas y, para alegría de nuestra vista, vemos como las pequeñas lomas van dejando paso a las grandes montañas y los bosques de coníferas. Empezamos a ver los típicos pueblos alpinos que básicamente viven de la nieve y las estaciones de esquís…pasado el cruce del Alpe d’Huez cogemos la desviación a la derecha que nos lleva hasta La Berarde, que es la entrada noroeste al parque nacional de los Ecrins. La estrecha y vertiginosa carretera que cruza un pedrero de montaña a media altura pone nervioso a más de un conductor y es la puerta a un paisaje de modelado glaciar que puede hacer las delicias de cualquier montañero y geomorfólogo. Plantamos la tienda y a dormir. Al día siguiente subimos mil metros de desnivel por un sendero que nos lleva de forma magistral, sorteando un torrente hasta el refugio de Soreiller (2719 m). Es la base para escalar la Aiguille Dibona (3131 m). Cenando en el refugio conocemos a dos montañeros de Tarrasa que han llegado el día anterior y han escalado la fisura Madier. Nos comentan que la meteo de mañana dan cambio de tiempo a partir del medio día. Y la meteo francesa no se suele equivocar. Comenzamos a escalar la vía Visite Obligatoire (TD+, 11L 6a+/b) a las 9:30. Una muy buena vía que me había recomendado Gundo cuando hablé con él por teléfono. Los seguros alejan bastante y es aconsejable subir algún friend medio, fisureros así como lazos largos de cinta para pasarlos por algún bloque de granito. A partir del quinto largo el cielo amenaza tormenta y una cordada de tres que va por debajo de nosotros da la vuelta…nosotros también dudamos, pero estamos un poco cansados de bajarnos de las vías sin acabarlas. Así que para arriba. Aunque ahora con el culo apretado ya no podemos decir que estamos disfrutando de la escala. El objetivo es salir cagando melodías. Escalo sin parar y sólo tomo resuello en la r. Ya no dudo tanto cuando aparece una adherencia, no veo los distanciados…sólo corro todo lo que puedo. Tengo suficientes experiencias de tormenta en la pared como para querer repetirlas. Chispea algo pero el tiempo aguanta para dejarnos hacer cumbre en la afilada aguja y al final estamos de vuelta en el refu a las 2:30, así que ese mismo día bajamos a dormir al camping. Allí nos encontramos de nuevo a los de Tarrasa y les convidamos a una cerveza con casera, … y a la cordada de franceses que dio la vuelta. Estamos todos al abrigo del valle. El artículo del último Desnivel titulado: los
Alpes verdaderos, escalar en los Ecrins, aunque acertado tal vez distorsione un poco la realidad…y me explico. Es cierto que los Ecrins no está masificado ni turistizado como Chamonix, es cierto que no se ven teleféricos que suban lo que deben subir las piernas, es cierto que sus cámpines son minimalistas y ofrecen lo justo para que los montañeros que se acerquen no deterioren el medio ambiente cagando en cualquier lado y pudiendo darse una merecida ducha sin que les tiemble el bolsillo por ello. Pero sin duda la fluencia de montañeros desde el siglo XIX ha dejado su huella en forma de sendas labradas con barreno, refugios estratégicamente colocados y parabolts y clavos en sus paredes. No puedo por lo tanto dejar de pensar en los indómitos pioneros que se adentraron en estas montañas con sus mochilas cargadas a partes iguales de ilusiones e incógnitas.

Al día siguiente llueve y lo aprovechamos para cambiar el campo base de La Berarde a Ailefroide que es la entrada sureste al parque desde la que se accede a la Barre y al Pelvoux entre otras cumbres. En Briançons aprovechamos para comprar la guía: Escalade en Briançonnais Haut Val Durance Queyras de Yann Martine y J. Rolland que detalla todas las zonas de escalada depor de los alrededores, aunque no sea tan especializada como las clásicas de Michael Cambon.

En Ailefroid escalamos depor en el sector la Gourge a la izquierda de la fisura de Ailefroid (el más recomendable de todos, según nos dijeron), donde pude comprobar que no hace falta hacer alpinismo para que se te apriete el culo con los alejes….También hicimos el espolón du Levant (9L, TD-, 6a+) y cuando subimos a hacer la normal de la Meije por el glaciar Blanc, esta vez la tormenta no nos perdonó y a la altura del refu du glacier Blanc tuvimos que poner fin a este pequeño viaje, con cuarenta largos a las espadas y pensando que hay que volver en invierno a pesar de las catorce horas de carretera insufrible (1500 km, TD+, ….).

Durante todo este viaje Sío siempre nos acompañó.