De Oviedo |
Un año más desde mi ventana veo llegar el otoño.
Desde mi ventana veo las montañas llenarse de algodonosas nubes que alivian su sed.
Desde mi ventana contemplo con reverencia los ocres de las hojas cambiar de color el cuadro de la vida.
Las primeras nieves desde mi ventana, no son frías e inhóspitas, son sólo borrón y cuenta nueva.
Con el otoño nos mandan cambiar de horario y también de costumbres…; algunos amigos se han ido y no los volveré a ver desde mi ventana, sólo desde dentro de mi corazón...; otros aunque los seguiré viendo desde mi ventana, ya no ocupan espacio en mi corazón.
El otoño mientras caldea los colores, enfría los calores y poco a poco va poniendo todas las cosas en su sitio….
El otoño también llega al ciberespacio donde a pesar de haber sido concebido sin barreras, algunos tengan necesidad de crearlas. Esas barreras que ocultan nuestros miedos, las que nos permiten enseñar lo que queremos que vean y ocultar lo que nos da miedo mostrar. Las barreras que engrandecen nuestras virtudes y ocultan nuestras miserias. Las barreras que nos permiten presumir de lo que no somos y acusar de lo que sentimos. Esas barreras del ciberespacio, son la vanidad y la autocomplacencia con las que nos organizamos en clanes; nos adulamos y regalamos sonrisas, estableciendo fidelidades mientras anulamos nuestra libertad. Barreras que hipotecan nuestra libertad mientras aumentan nuestra soberbia… desde la falsa seguridad de las mafias amigas, que como hojas de otoño se pudrirán bajo el manto helado del ciclo de la vida.
Pero el otoño no es el final de todo.
Algunos árboles son perenes, el agua sólo cambia de estado, la Tierra se renueva; y el Sol aunque a veces no lo veamos….siempre está ahí.
…y nuestros anhelos y esperanzas? Lejos de marchitarse, van lentamente tomando forma, mientras sortean las barreras de la vida; y ahora con la nitidez del otoño, puedo llegar a verlas con mas claridad desde mi ventana.